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puerta en Macharaviaya

Si los miembros de la familia Gálvez se hubieran presentado a las elecciones del pasado 10 de noviembre, todos los vecinos de Macharaviaya les habrían votado con los ojos cerrados.

Bienvenida a Macharaviaya

Macharaviaya es un municipio de Málaga de apenas 7 kilómetros cuadrados y 700 habitantes. Compuesto por Macharaviaya, Benaque y Vallejos, otrora fue conocido como el “pequeño Madrid”, llegando a tener una población de 3.000 personas. Ese crecimiento fue posible gracias a una familia de origen cordobés pero arraigada en Macharaviaya: los Gálvez.

¿Quiénes eran Los Gálvez?

Matías, José, Miguel, Antonio y Bernardo (hijo de Matías) son los principales protagonistas de esta familia que desempeñó un papel fundamental en la historia no solo de Macharaviaya sino también de España y América.

Aunque todos tuvieron un papel importante para el desarrollo de la región malagueña, fueron José y su sobrino Bernardo los Gálvez con mayor reconocimiento. El primero, político y abogado, llegó alto de la mano del monarca Carlos III, siendo nombrado Ministro de Indias. Está considerado, además, uno de los principales impulsores de las reformas borbónicas.

Fue él quien dio la oportunidad a su sobrino Bernardo de Gálvez de cruzar el charco hacia América. Allí, ejerció como Coronel del Regimiento Fijo de Louisiana y Gobernador de la misma. Durante su estancia en América, luchó contra los ingleses y reconoció la independencia de Estados Unidos. Con su ejército, conquistó las ciudades de Mobile y Pensacola, hoy en día hermanadas con Málaga y Macharaviaya, respectivamente.

Bernardo Gálvez en Macharaviaya
Figura de Bernardo Gálvez en la entrada al pueblo de Macharaviaya

La empresa lograda por Bernardo de Gálvez en América le ha llevado a ser nombrado en 2014 ciudadano honorario de Estados Unidos. Es el único español con este título que, además, tan solo ostentan otras seis personas en el mundo, una de ellas Winston Churchill.

El legado de los Gálvez en Macharaviaya

Muy arraigados a su tierra, el amor de los Gálvez por Macharaviaya fue lo que impulsó el crecimiento y desarrollo económico de este municipio malagueño.

Los Gálvez, que en su infancia conocieron la pobreza y las carencias que vivían los macharatungos, decidieron utilizar su posición política y social para contribuir a la mejora de su tierra. Empedraron las calles; adquirieron manantiales para que el agua llegara a las vías principales de Macharaviaya; construyeron fuentes e hicieron los caminos para facilitar la comunicación con Antequera, Málaga y Vélez-Málaga y que pudieran pasar las carrozas; se crearon comercios como carnicerías, telares, etc. Incluso, y esta fue una de sus grandes aportaciones, crearon la primera Real Fábrica de Naipes, que consiguió la exclusividad de venta de naipes a América.

Estas casas eran antiguamente la Real Fábrica de Naipes

En más de una ocasión los Gálvez se vieron obligados a cerrar la fábrica de naipes pero su empeño por traer la prosperidad a su pueblo, hacía que buscaran mil y una alternativas para volver a abrirla. Algunos restos de la fábrica se pueden ver hoy en día paseando por las calles de Macharaviaya ya que se han convertido en casas.

Toda esta inversión en infraestructura, mejoras urbanísticas y comercio hizo que en el último tercio del siglo XVIII Macharaviaya experimentase un auge económico y comercial, incrementando tanto la población como su renta hasta el punto de que la villa era conocida popularmente como el “pequeño Madrid”.

Otra de las obras cumbre de los Gálvez en Macharaviaya fue la iglesia de San Jacinto. José Gálvez siempre quiso reconstruir la iglesia de su pueblo, en un estado deplorable hasta que en 1783 su sueño se hizo realidad.

Manuel Castillo, arquitecto de grandes obras como la Catedral de Málaga, la Alameda o el Acueducto de San Telmo fue el encargado de reconstruir la iglesia, de aspecto catedralicio y portada clasicista. Entre las curiosidades de la iglesia destaca su reloj de sol, a modo de chaflán, en la fachada principal; o el escudo real de Carlos III en el frontón de la iglesia, manifestando así el agradecimiento del pueblo de Macharaviaya al monarca por su apoyo y patrocinio.

Iglesia de Macharaviaya
En la foto se puede apreciar un reloj solar y un friso con el escudo real de Carlos III

Por cierto, se dice que la Iglesia de San Jacinto es la hermana pequeña de la Catedral de Málaga, no por compartir arquitecto sino porque la piedra para construir ambos templos se cogió de la cantera de Valle Niza. Por otra parte, la Catedral de Málaga es conocida como “la manquita”, al faltarle una torre porque el dinero con el que se iba a construir se destinó a ayudar a Bernardo de Gálvez mientras estaba luchando en América.

Según cuenta la leyenda en la Iglesia de Macharaviaya hay un tesoro. José de Gálvez, en honor a Carlos III, quiso cubrir el suelo de la iglesia con monedas con la cara del monarca. Sin embargo, Carlos III no lo vio con buenos ojos pues si las monedas estaban tumbadas, el pueblo pisaría su cara y el escudo estaría contra el suelo.

Finalmente, las monedas estarían escondidas en cajas por los pilares de la propia iglesia para que nunca falte el dinero a la Iglesia de San Jacinto si algún día pasa algo, pues José de Gálvez quería estar enterrado ahí. De hecho, es el único miembro de los Gálvez enterrado en el Mausoleo de la familia, pues su hermano Matías y su sobrino Bernardo de Gálvez y Madrid fueron nombrados virreyes de México y ambos están en la Catedral de México.

Macharaviaya después de los Gálvez: declive y renacimiento

Con la desaparición de la estirpe de los Gálvez, se marchó también la etapa de prosperidad y crecimiento económico. Los primos de los Gálvez no tenían dinero y el pueblo pasó de ser un reducto de florecimiento y esplendor a caer en la pobreza.

Echando un vistazo a la historia más reciente, cabe destacar que durante la Guerra Civil los comunistas quemaron la Iglesia y destruyeron muchas partes de la misma, aunque fue reconstruida (aún conserva algunos cuadros que fueron restaurados tras la guerra) y a día de hoy gracias a un convenio con el Obispado, en este edificio sacro se celebran eventos culturales como obras de teatro y conciertos.

Macharaviaya nunca ha vuelto a recuperar la población perdida. De hecho, apenas 700 personas viven en el municipio y en los años 70 el consistorio a punto estuvo de ser absorbido por el vecino Rincón de la Victoria. Sin embargo, a partir de 1983 los macharatungos emprenden una nueva etapa en su historia gracias a a la declaración de Macharaviaya como Conjunto Histórico Artístico.

Asimismo, la región también ha recuperado su vínculo con América gracias a una estrecha relación con la ciudad estadounidense de Pensacola, con la que está hermanada. De hecho, en Macharaviaya se celebra cada año el 4 de julio, Día de la Independencia de los Estados Unidos.

Sin duda, este municipio malagueño ha sabido reinventarse y aprovechar la historia y legado de los Gálvez para convertirlo en un reclamo turístico a nivel cultural, una muestra también de que esta emblemática familia de Macharaviaya, de la que tan orgullosos se sienten sus ciudadanos, ha conseguido lo que siempre más deseó: poner en el mapa a su tierra querida.  

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